La alta montaña es un ecosistema particular que hay que cuidar. Es un terreno muy sensible en el que cualquier pequeño impacto, por pequeño que sea, puede tener consecuencias muy graves. Además, como no posee una cubierta vegetal rica, es un terreno muy sensible a la erosión en el que cualquier proceso se magnifica y que tarda mucho tiempo en regenerarse.
Por ello, en nuestras expediciones intentamos cumplir la máxima "Deja el lugar como te gustaría encontralo" y "No destruyas en poco tiempo aquello que la naturaleza ha tardado en crear millones de años".