Iztaccíhuatl

Resumen

Descripción

La montaña Iztaccíhuatl, o Izta como se conoce familiarmente, es un volcán extinto situado en el centro de México. Con una altura de 5.220 m es la tercera montaña más alta del país, sólo superada por el Pico de Orizaba y el Popocatépetl. De todos los volcanes de México, el Iztaccíhuatl es quizás el más interesante, ya que es el que tiene una orografía más montañosa.

En otras dos ocasiones había subido al Iztaccíhuatl por la cara sur desde La Joya, situada a 3.940 m de altura:

En esta ocasión, la ascensión también la realicé por la cara sur a través de La Joya, pero en vez de llegar hasta allí en coche, inicié la ascensión a pie por el este desde el pueblo Santiago Xalitzintla, a 2.560 m de altura, por lo que iba a ser una larga aproximación.

Santiago Xalitzintla es el último pueblo al que se puede llegar por una carretera asfaltada. A partir de este pueblo hay un camino de "terracería" (expresión típica mexicana que significa camino sin pavimentar) en no muy buen estado que conduce hasta el Paso de Cortés. El acceso al Paso de Cortés también se puede realizar por el oeste desde la población de Amecameca por un camino pavimentado.

Santiago Xalitzintla es conocida por ser la población permanente más cercana al cráter del volcán Popocatépetl, a sólo 12 km de distancia del cráter del volcán, por lo que es la comunidad que mayor riesgo corre en caso de una erupción volcánica. Desde 1994, cuando el Popocatépetl volvió a entrar en actividad, no es posible ascender a este volcán. El Centro Nacional de Prevención de Desastres ofrece información detallada sobre la situación de alerta de la zona del Popocatépetl.

En la siguiente fotografía de satélite se puede ver la situación de los principales lugares de paso de mi ruta por el Iztaccíhuatl (San Mateo Ozolco fue el pueblo donde terminé la ruta):

Fotografía de satélite del Iztaccíhuatl

Las distancias en línea recta, según el Google Earth, entre cada punto, son:

La mañana que inicié la ascensión hacía un tiempo perfecto: cielo despejado y soleado, buena temperatura y nada de viento. Nada indicaba que a media tarde el tiempo fuera a empeorar enórmemente. En la siguiente fotografía se puede contemplar el Popocatépetl visto desde el inicio del camino de acceso al Paso de Cortés, se puede apreciar que la tierra del camino es de color gris, ya que es arena volcánica.

El Popocatépetl visto desde el camino de acceso al Paso de Cortés

En enero de 2010, la primera parte del camino de acceso al Paso de Cortés desde Santiago Xalitzintla estaba cerrada al tráfico de vehículos por obras, ya que parece que estaban arreglando el camino.

En la siguiente fotografía se puede ver el Iztaccíhuatl desde el camino de acceso al Paso de Cortés y se pueden apreciar, de izquierda a derecha, algunas de las partes de la "mujer blanca": los pies, las rodillas, la barriga y el pecho.

El Iztaccíhuatl visto desde el camino de acceso al Paso de Cortés

Una buena parte del camino de subida al Paso de Cortés la realicé andando, pero también hice autostop y hubo dos camionetas (pick-ups) que me dieron un "raid" (adaptación de la voz inglesa ride, que se usa en México y el área centroamericana con el sentido de "viaje gratuito en un vehículo"). En el siguiente vídeo se puede ver cómo se viaja en la parte de atrás de una camioneta:

La subida la inicié a las 11 de la mañana y poco antes de las 13:30 horas llegué directamente al Paso de Cortés gracias al segundo "raid" que me dieron.

El Paso de Cortés es un puerto montañoso ubicado entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Este es el lugar por el cual el conquistador español Hernán Cortés atravesó en su paso hacia el valle de México en 1520. En el Paso de Cortés existe un monumento que conmemora este hecho:

El Paso de Cortés con el monumento conmemorativo

Para poder ascender al Iztaccíhuatl es necesario registrase y pagar una cuota de acceso en las oficinas del Parque Nacional I zta-Popo ubicadas en la población de Amecameca o en el centro de visitantes del mismo Paso de Cortés. En enero de 2010, la cuota de acceso era de 25 Pesos Mexicanos por día.

En el siguiente vídeo se puede ver el centro de visitantes del Parque Nacional Izta-Popo en el Paso de Cortés, donde me inscribí y paré a comer:

Desde el Paso de Cortés parte un camino de tierra hacia La Joya, el punto de inicio de la ascensión desde el sur. La Joya está ubicada a los pies del volcán Iztaccíhuatl, a siete kilómetros del Paso de Cortés, tal como indica el siguiente cartel:

Cartel en el Paso de Cortés

Aunque a la La Joya se puede llegar con un vehículo, yo realicé todo el trayecto andando: comencé a caminar pasadas las 14 horas y llegué sobre las 15:30 horas.

En la fotografía anterior se puede observar que el tiempo ya estaba cambiando y que el cielo azul que había cuando inicié la aproximación por la mañana había desaparecido por completo y había sido sustituido por unas amenazadoras nubes grises.

Cuando llegué a La Joya (3.940 m) a las 15:30 horas se encontraba completamente cubierta de nubes. En el siguiente vídeo explico que la niebla es junto con los relámpagos los principales factores meteorológicos de riesgo en la montaña:

Unos minutos después, la niebla se despejó y ya se podía ver perfectamente La Joya:

Una fotografía de La Joya, con el Iztaccíhuatl al fondo cubierto de nubes:

La Joya a los pies del Iztaccíhuatl

En La Joya, en el inicio del sendero de subida podemos encontrar este buzón donde dejar mensajes y una placa informativa de la Brigada de Rescate Socorro Alpino de México:

Buzón y placa informativa en el inicio del sendero en La Joya

Además, también podemos encontrar un panel informativo con un mapa de la ascensión al Iztaccíhuatl, donde figuran los nombres de las distintas partes y las distancias entre ellas:

Mapa en el inicio del sendero en La Joya

A las 16:40 horas, a 4.130 m de altura, hacía mucho frío, viento y todo estaba cubierto por las nubes. Mi objetivo "obligatorio" para ese primer día era llegar al "Albergue nº 19 del Grupo de los Cien", a 4.750 m según dice una placa en la puerta de entrada, aunque según algunas fuentes se encuentra a 4.600 m. Ya era tarde y veía que me estaba metiendo en la "boca del lobo", por lo tanto no me podía permitir el lujo de cometer un error:

Desgraciadamente, lo peor ocurrió y no pude llegar al refugio: a las 18.30 me encontraba a 4.550 m según mi altímetro, muy cerca de la cota del refugio, pero ya era casi de noche, soplaba un fuerte viento que me tumbaba en algunos momentos y que había borrado completamente las huellas del camino y no sabía exactamente por dónde continuar. Intenté seguir subiendo, pero me encontré con una zona de difícil acceso, así que tomé la decisión de vivaquear en la nieve y esperar a que al día siguiente hiciese mejor tiempo.

Me encontraba en una zona de fuerte pendiente, así que me puse a buscar un sitio donde me pudiese tumbar a "dormir". Encontré una pequeña repisa donde a duras penas me podía estirar completamente: moví algunas piedras de sitio, escarbé en la nieve para hacer un hueco más grande, coloqué la esterilla, saqué el saco de dormir y la funda de vivac, me cambié de ropa para evitar estar mojado (me puse unas mallas y me cambié los calcetines) y me metí en el saco a esperar. Eran las 19 horas, era completamente de noche y hacía tanto frío que no pude cenar.

¿Cuáles fueron los principales errores que cometí y que me condujeron a esta situación?

  1. Comenzar demasiado tarde a subir: a las 15:30 me encontraba en La Joya, ya era casi seguro que se me iba a hacer de noche antes de llegar al refugio, porque en menos de tres horas era difícil que pudiese llegar con nieve. Si hubiese dispuesto de sólo media hora más, no hubiese tenido ningún problema.
  2. No dar la vuelta cuando comenzó el mal tiempo: el cielo estaba completamente cubierto, las nubes bajas reducían bastante la visibilidad y hacía bastante frío. Si hubiese hecho un tiempo mejor, podría haber continuado aunque se hubiese hecho de noche.
  3. No conocer correctamente la montaña: sólo había estado dos veces antes y no en las mismas condiciones, sino sin nieve hasta los 4.800 - 5.000 m de altura. Si hubiese ido con una persona que conociese perfectamente el camino, o hubiese llevado un GPS con la ruta, hubiese llegado sin problemas.

Las más de 12 horas que estuve metido en el saco aquella noche fueron las más largas de mi vida. Prácticamente no pude dormir, ya que estuvo soplando el viento y nevando toda la noche. El viento golpeaba con fuerza la funda de vivac que a veces se inflaba como un globo; además, empujaba la nieve dentro de la funda de vivac y dentro del saco de dormir, así que tenía que estar "luchando" constantemente entre dos situaciones para lograr un equilibrio: evitar que la nieve entrase dentro y evitar la sensación de ahogo al respirar si cerraba demasiado la funda y el saco.

Por la mente me pasaron mil pensamientos, ¿iba a morir de hipotermia?, ¿me caería encima una pequeña avalancha?, ¿si cerraba del todo la funda de vivac me ahogaría por falta de oxígeno?, ¿me dormiría y no volvería a despestar?, ... Sin embargo, tenía confianza en que iba a salir de esta situación y que todo era cuestión de esperar y de que pasaran las horas. Había que tener paciencia...

No recuerdo que pudiese dormir, aunque quizás sí tuve pequeños microsueños. Por un lado, el golpeteo del viento y el frío que me producía incontrolables temblores de vez en cuando no me dejaban dormir. Por otro lado, el echo de haber visto que en muchas películas dicen "no te duermas" cuando alguien está empezando a tener hipotermia tampoco me dejaba dormir. De vez en cuando consultaba el reloj, pero el tiempo pasaba muy, muy lentamente.

De vez en cuando me tenía que mover para evitar que se acumulase la nieve encima mía. Además, de vez en cuando también tenía que sacar las manos fuera del saco para quitar la nieve que se acumulaba por todos los lados. Cada vez que sacaba las manos del saco necesitaba luego varios minutos para que recuperasen la sensibilidad metiéndolas entre mis piernas para darles calor. Hubo momentos que pasé mucho frío y el cuerpo no paraba de temblar sin que lo pudiera evitar, ya que el saco de dormir que llevaba no era para frío intenso, sino que la temperatura "confort" era de hasta -5º C. Y, además, el saco de dormir cada vez estaba más mojado.

Se supone que la decisión que tomé fue la mejor, ya que los consejos de seguridad en la montaña dicen que si no conseguimos orientarnos debido a la oscuridad o a la niebla, lo mejor es no moverse y esperar una mejoría e incluso vivaquear si es necesario, para no perder los puntos de referencia que se tengan.

A las 7 de la mañana del día siguiente comenzó a amanecer. El viento seguía soplando, seguía nevando de vez en cuando y las nubes lo seguían cubriendo todo.

Me encontré las botas, la chaqueta y la mochila completamente enterradas por la nieve. Por las prisas y el frío de la noche anterior no había metido ni las botas ni la chaqueta dentro de la mochila, así que ahora estaban completamente congeladas y endurecidas como un metal. Eso sí, las botas las dejé boca a bajo para que no se llenasen de nieve. Los bastones y el piolet se habían convertido en carámbanos, con la nieve adherida a su superficie. Me hubiera gustado sacar alguna fotografía, pero el frío y mis dedos que ya habían perdido sensibilidad no me ayudaron.

Antes de salir del saco de dormir, metí la chaqueta y el pantalón dentro del saco para que se calentasen. Después de esperar varios minutos, me puse la chaqueta y el pantalón sin salir del saco con mucha dificultad y salí del saco para ponerme las botas: después de limpiarlas tuve que doblarlas y apretarlas fuertemente para que se ablandasen y así poder meter los pies, pero aún así que costó bastante.

No me molesté en guardar correctamente la funda de vivac y el saco, simplemente hice una bola con los dos y los metí directamente en la mochila, con toda la nieve pegada, que se había convertido en hielo, que tenían.

Los crampones no me los pude poner porque las correas estaban completamente congeladas y con los guantes puestos era incapaz de ajustarlas.

Aproximadamente a las 9 de la mañana me puse a caminar, a buscar una salida de la montaña, sin desayunar. Los consejos y normas de seguridad dicen que "ante la niebla, lo mejor es no salir a la montaña". Pero yo ya estaba en la montaña. Los consejos también dicen que:

[...] si nos pilla la niebla por sorpresa, y no sabemos con seguridad dónde estamos o a dónde nos dirigimos, lo mejor es permanecer quietos, y esperar a que se disipe. Pero en caso de que sea peor permanecer quietos, lo más lógico es seguir hacia el fondo de los valles siguiendo algún curso de agua, lo que probablemente nos acabe sacando a algún pueblo. Pero también nos puede conducir hacia algún barranco o precipicio peligroso. Así que cuidado con improvisar.

Yo no podía esperar, no podía continuar en la montaña, así que comencé a descender buscando la máxima pendiente para que el descenso fuese lo más rápido posible. El descenso fue complicado porque las gafas se me empañaban y el vaho se convertía rápidamente en escarcha, lo que me impedía ver. Además, había una gran cantidad de nieve y a veces me hundía en hoyos, por lo que en algunos tramos hice "culing" y bajé deslizándome sentado.

No sabía a dónde me dirigía, pero necesitaba salir urgentemente de la montaña. Estaba mojado, hacía mucho frío, seguía temblando de vez en cuando y las piernas me fallaban, temblaban, no sé si por el frío, por el cansancio, por el miedo o por una combinación de todo ello.

Finalmente, después de bajar de dos a tres horas por la nieve sin parar, pude vislumbrar que por donde bajaba conducía a un barranco que me llevaría fuera de la montaña. Estaba totalmente desorientado y pensaba que estaba bajando por el lado oeste del Iztaccíhuatl, por el lado de México D.F.

El siguiente vídeo está tomando a las 11:40 horas, en el barranco que me encontré bajando del Iztaccíhuatl, donde había un río con saltos de agua y carámbanos:

Una fotografía de los carámbanos que se habían formado en el río y que demuestran el frío que hacía:

Carámbanos en la bajada del Iztaccíhuatl hacia San Mateo Ozolco

Finalmente, la aventura la terminé afortunadamente en el pueblo de San Mateo Ozolco, a 2.700 m de altura, un poco antes de las 16 h. Digo afortunadamente porque me encontraba en el lado este de la montaña, el lado que yo quería. Allí tomé una "combi" hacia Cholula: el precio del autobús desde San Mateo Ozolco a Cholula es de 10 Pesos Mexicanos y tarda unos 40 minutos en llegar a Cholula. A su vez, allí tomé otro autobús (o "camión", como dicen en México) hacia Puebla: el precio son 6 Pesos Mexicanos y tarda unos 30 minutos en llegar.

¿Consecuencias de vivaquear a casi 4.600 m durante toda una noche de tormenta? El saco de dormir de plumas completamente mojado (¿se salvará?) e insensibilidad en las yemas de los dedos de las manos que en más de una semana no ha desaparecido.

Por último, en la siguiente lista de reproducción están todos los vídeos del Iztaccíhuatl juntos:

Más información: