La expedición

¿Qué es una expedición? Una expedición es ilusionarse por un proyecto. Una expedición es trabajar en equipo con unos amigos. Una expedición es asumir una serie de riesgos. Una expedición es transmitir tu experiencia a los demás una vez concluida. Una expedición es mucho más.

Realizar una expedición requiere una importante labor previa de preparación y organización. En primer lugar, hay que conocer la historia, la cultura y la geografía que se va a visitar. Además, hay que estudiar la motaña que se quiere ascender.

Antes de partir, hay que intentar preveer todas las posibles situaciones que se puedan producir y estar preparado para afrontarlas con el mayor éxito. Aún así, no es extraño que en el desarrollo de la propia expedición surjan numerosas situaciones nuevas que no fueron contempladas, por lo que será necesario también emplear la imaginación e improvisación para solucionarlas.

¿Por qué el Pico Lenin? El Pico Lenin era la tercera montaña más alta de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); forma parte del Leopardo de las Nieves, el máximo honor que se otorgaba a los montañeros en la URSS; está situado en Kirguistán, un país acogedor y de maravillosos paisajes; es una montaña atractiva por su belleza y por el entorno en el que se encuentra; es relativamente fácil llegar a ella (no son necesarios varios días de aproximación a pie hasta el campamento base); está situada en una región sin problemas políticos o militares y posee una buena logística (es una ascensión conocida que recibe frecuentes visitas).

Además, no presenta grandes dificultades técnicas, pero su altura si que plantea un reto de primera magnitud, por lo que es una buena montaña para probarse y preparar futuras ascensiones a montañas más difíciles. Aunque se considera que es una montaña "fácil", a lo largo de su historia se han producido algunas tragedias con numerosas muertes.

Por qué vamos
En la naturaleza, el mundo se reduce a simples tareas como recoger agua, montar una tienda de campaña y cocinar. A veces es tan simple como poner un pie tras otro. Se obtiene una recompensa de inmediato al realizar esas tareas, de una forma muy natural, con la gratificación de una agradable comida, el cálido refugio de una tienda bien montada o la vista de unas sublimes alturas después de un paso alpino.

Una vez fuera del comercio y la industria... las cosas tan estúpidas se nos caen como piel muerta. Ah, claridad.

National Outdoor Leadership School (NOLS)

¿Por qué aventurarse a lo desconocido? ¿Por qué arriesgar lo que se tiene? ¿Por qué no llevar una vida "normal" y hacer lo que todo el mundo hace?

[...] Puedes mirarte a ti mismo con ojos nuevos y abrirte a nuevas experiencias que nunca llegaste a pensar que podrían estar dentro de tus posibilidades como ser humano, o puedes seguir haciendo las mismas cosas, de la misma manera, hasta que te entierren.

[...] Quizá también pienses que siempre tienes que tener una razón para hacer algo; si no, ¿qué sentido tiene hacerlo? Puedes hacer cualquier cosa simplemente porque quieres hacerla y por ningún otro motivo. No necesitas tener un motivo o una razón para hacer lo que quieras hacer. El buscar motivos para todo es el tipo de pensamiento que te aleja de las experiencias nuevas y estimulantes. Cuando eras niño, podías jugar con un saltamontes una hora entera sin más motivo que tu placer. Podías subir un cerro o hacer una excursión por el bosque. ¿Por qué? Porque querías hacerlo. Pero como eres una persona adulta sientes que tienes que tener una buena razón para hacer las cosas. Esta pasión por las razones evita que te abras y que crezcas. Qué libertad da el saber que no tienes que justificarte ante nadie, ni ante ti mismo, nunca más.

Explorando lo desconocido (Wayne Dyer)

¿Pero tiene algún sentido buscar aventuras y experiencias nuevas?

[...] La especie humana ha perdurado en parte gracias a los conservadores, pero se ha adaptado al medio (por tanto, ha sobrevivido y ha avanzado) merced al concurso de individuos audaces, de buscadores de sensaciones. Sin un alto nivel de activación no habrían existido los grandes descubridores; sin afán de experimentar y de curiosear fuera del territorio conocido todavía estaríamos encaramados al árbol del que un buen día decidió bajar un primate temerario.

Por tanto, concedamos a los buscadores de sensaciones -cuanto más fuertes, mejor- el mérito de habernos encaminado hacia el progreso. Y a los pacíficos amantes de las costumbres, el reconocimiento por enseñarnos a ser cautelosos y por tenernos protegidos. Ambos son imprescindibles. Ambos se complementan. Si la búsqueda de sensaciones se erradicara de los comportamientos humanos, mal futuro nos aguardaría. Claro que no es lo mismo buscar sensaciones en una travesía de montaña que hacerlo jugando a la ruleta rusa, ni parece prudente experimentar con setas alucinógenas cuando se puede uno embriagar de emociones viendo una película de terror.

El valor de la audacia (José María Romera, 23/11/2009, publicado en varios periódicos del grupo Vocento)

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